Me hace pensar en mi viejo y en las palabras con sabor de Argentina.
Me refiero a la película La Ventana, que trata de la muerte y la relación --- ¿qué ha sido desdicha? --- entre padre e hijo. Volviendo a la cama de su padre, que está agonizando, el hijo le llama simplemente viejo.
En inglés, y a veces en España, la palabra puede tener un matiz irrespetuoso. En Argentina, no, según me dicen los argentinos.
Se utiliza la palabra viejo con tenura.
Me parece conmovedora la película. A algunos, les resulta aburrida. A mí, no. Por un lado, se puede decir que casi nada ocurre en el cuento.
Por otro lado, la pantilla está llena de la vida de un hombre, su casa y su tierra.
Otra tierra, otra lengua, dónde se dice buen día.
Donde se dice suerte en lugar de salud.
Donde el colectivo no significa lo humano sino un conjunto de gases, ruido y velocidad.
Donde no hay dinero sino plata (salvo monedas).
Donde se grita macanudo en vez de cojonudo. ¿Cómo no?
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