Acabo de leer la biografía de Gerald Brenan, que hace poco fue el escritor inglés más conocido en España por sus obras relacionadas con la carácter nacional, con la historia y la literatura del país.
Y qué vida tan rara, tan interesante y tan triste!
Aquí están algunos datos, eligidos de la biografía casi por la casualidad.
Después de leer Al sur de Granada, el libro de Brenan que trata de su estancia en el pueblecito alpujarreño de Yegen, creía yo que había vivido allí muchos años. De hecho, sólo pasó en Yegen tres y media años.
Hubo un embajador de España en Londres, Puig de la Bellacasa, que dijo: "[Brenan] nos conoce mejor que nos mismo conocimos". No obstante, en el nivel personal y íntimo, Brenan conocía a muy pocos españoles, aparte de sus criadas. Su mundo era el de los ingleses y los norteamericanos expatriados de la costa andaluz.
Parece que su mujer norteamericana, Gamel, acuño la frase, "la pornografía de la violencia." La utlizó en su libro, El otro reino de la muerta, que trató de la guerra civil. (Han reeditado este libro, después de muchos años en el olvido.) Se refirió la frase a los informes falsos de las matanzas republicanas. Hoy en día la frase ha sido hecho un tópico.
Poco después del nacimiento de Brenan en Malta (su padre era un soldado del imperio inglés) su madre se pusó enferma y no podía darle a Brenan la teta. Por eso, Brenan tenía como ama de cría una burra. Esta burrita maltés acompañaba Los Brenan cuando la familia volvió a Inglaterra en el buque P&O Australia.
La vida erótica de Brenan era muy extraña, tan extraña que no puedo ni empezar explicarlo en castellano.
Pues nada. En fin, que era Brenan un gran escritor con un estilo de prosa elegante, con un sentido histórico muy fuerte y con mucha pasión.
Me gustaría leer algún día dos más libros de él: Los pensamientos de una estación árida y su vida de San Juan de la Cruz. Supongo que sean difíciles de encontrar. (Y por cierto, seguro que la escritura inglés más conocida en España hoy día es la de Dan Brown.)
Friday, April 14, 2006
Saturday, April 08, 2006
Las taifas
Acabamos de volver del reino de Los Castillos de Navidad. Allí, un día en una galería del arte pequeña y muy corriente, estaba mirando con admiración un grabado que mostraba una escena típica de la costa australiana.
El artista había mirado desde el cielo, como dios (aunque este dios tenía el nombre australiano muy secular de Garrie). Podrías ver entonces tantos tejados de hoja lata de las caravanas. Casi podrías oler al aire saldado de la espuma. Casi podrías oír los gritos de los chicocos corriendo descalzos entre las entalamaduras y las sillas plegables que estaban fuera de cada taifa figurativa.
El título del grabado: Los Castillos de Navidad.
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